domingo, 20 de febrero de 2011

Justine

Como polillas acudimos a la luz hasta quemarnos; arder en un juego de luces, y, si hay explosiones y olor a gas-oil, nos encanta más todavía. El ser humano repugna, repugna su ego, su falsedad y sus ganas de poseerlo todo. Sin embargo, en pequeñas raciones individuales de humanidad, debidamente pasteurizadas, empaquetadas y etiquetadas, hace que merezca la pena arder. Salir a destruirse cada noche, buscando una llama, una boca, un oído, nuestra propía heroina de emociones y sensaciones.

Ese es el juego. Una vez asumido, todo consiste en elegir la cantidad y ya puestos, la calidad de la mierda que estas dispuesto ha inyectarte en la vena, siempre llevando cuidado de no tener una sobredosis y teniendo en cuenta lo más importante: TODA DROGA CREA ADICCIÓN, FÍSICA Y PSICOLÓGICA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario